domingo, 3 de diciembre de 2017

A favor de la visibilidad lésbica



Ayer disfrutamos del acto público coorganizado entre la Secretaría de Derechos Sociales y de la Ciudadanía de Podemos Región de Murcia y Ni Peras Ni Manzanas.  Hablamos sobre el impacto de la invisibilidad social del colectivo lésbico.

La mesa estuvo compuesta por cuatro mujeres con un largo recorrido activista:  Adriana Rodríguez, Sisi Cáceres Rojo, Marisol Moreno Martínez y Beatriz Gimeno.  Contamos además con la participación de Boti García.

La pugna por la igualdad real y plena viene dada por una convicción íntima y por la conciencia sobre nuestra trayectoria personal y colectiva.  La mayoría de nosotras conocemos de primera mano el impacto negativo que la invisibilidad provoca en nuestra persona y en nuestras vidas.   Esta invisibilidad empieza en lo privado y continúa en lo colectivo, y ambas esferas de retroalimentan.

Una buena salud social no es viable sin visibilidad.  No es posible ser una ciudadana plenamente integrada si una parte fundamental de nosotras mismas permanece oculta o armarizada: en nuestras familias, en nuestros entornos laborales, en la calle, en la política, en cualquiera que sea el terreno en donde nos desenvolvemos.  Si solo mostramos esa parte de nosotras que consideramos aceptable por el resto de personas con las que interactuamos socialmente, jamás disfrutaremos de una libertad plena para ser, para existir, con la convicción de que somos merecedoras del respeto debido a cada individuo.  Esa parte que creemos que no debe ser transparente, haciendo de ésta un “no existir”…, se convierte en un “no ser”.  Y ser solo a medias, con nuestra identidad silenciada, sencillamente nos destruye.
  
Distorsiona nuestra voz, nos roba la libertad, la alegría, la dignidad, la autoestima.  Nos limita y coarta nuestras aspiraciones, ambiciones, deseos, nuestra salud personal y social.  

Lo sabemos bien quienes hemos tratado de vivir poniéndonos a salvo de prejuicios heteronormativos que nos hicieron creer que había algo erróneo en nosotras. O cuando nos hemos sometido a voces ajenas, llevadas por miedos que ni siquiera eran nuestros.

El coste es infinito.  Mucho mayor que el que supone una mirada crítica, una palabra despectiva, o cualquier negación del respeto que tantas veces hemos temido por parte de aquellos que consideran que la heteronormatividad es lo único saludable.
  
Nuestra trayectoria personal nos muestra el camino:  el que ya hemos recorrido, el que transitamos en el presente, y aquel que deseamos transitar para nosotras y para las que vienen detrás.   El respeto que merecemos y buscamos empieza dentro de nosotras mismas.  Ahí es donde debemos comenzar a construir nuestro propio autorespeto, a pesar de todos los mensajes culturares y educativos que hemos recibido en contra.  Este es nuestro mayor reto como mujeres lesbianas. Es lo que nos hace fuertes frente a la lesbofobia aún presente en nuestra sociedad, y lo que nos permite salir de esa posición de vulnerabilidad en la que nos coloca.  Esa es la verdadera fortaleza con la que podemos derribar todos los prejuicios que han pretendido aniquilar nuestra identidad lésbica.  

Mostrarnos, ser, estar, existir…,  con orgullo, con dignidad.  Dejar atrás a todos aquellos y aquellas que pretenden seguir viviendo en un mundo irreal donde la diversidad no existe.  Dejar atrás los prejuicios, la intolerancia, la estupidez…, y sencillamente reivindicarnos como somos.  Dejar de otorgar el poder sobre nuestras vidas a esa ideología que nos hunde en lo “no aceptable”, “lo no meritorio de respeto”, y tomar ese poder para nosotras.  Nosotras nos definimos, nosotras elegimos, nosotras nos damos aquello que nos merecemos.  Sin más ni menos que cualquier otro ciudadano o ciudadana.

El objetivo del debate sobre “el impacto de la invisibilidad” no era otro que ponerle nombre a todo aquello que históricamente nos ha convertido en personas mutiladas en nuestra esencia, en nuestro existir.  Reflexionar sobre ello, y avanzar hasta curar la herida, y despejar el camino para que nuestra identidad lésbica se desarrolle con normalidad.

Desafortunadamente, aún persisten en nuestro entorno todo tipo de dogmatismos que pretenden ningunearnos.  Como mujeres lesbianas tenemos el deber de derribarlos, o diluirlos, con la razón, con el amor propio, con la fortaleza de levantarnos, mostrarnos y ser. 

Agradecemos a María Marín, Secretaria de Derechos Sociales y de la Ciudadanía de Podemos Región de Murcia la implicación con nuestro colectivo, así como a las cuatro ponentes que generosamente se prestaron a compartir sus experiencias y saber: Sisi, Adriana, Marisol y Beatriz; y a Boti, cuya presencia enriqueció el acto, así como a todas las asistentes y participantes del mismo.  Y esperamos que esta puesta en común y debate haya sido enriquecedora para todas las mujeres lesbianas que asistieron así como a todas aquellas personas que comparten con nosotras ese impulso por la defensa de las libertades. 

Mar Tornero
Vicepresidenta de Ni Peras Ni Manzanas.   .