El 26 de abril se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica,
un movimiento que se celebra en diversas partes del mundo y que en España se
instauró en el año 2008, con el objetivo de visibilizar la realidad de las
mujeres que se relacionan con mujeres.
El Día de la Visibilidad Lésbica es un día para reclamar
derechos y un día para visibilizarnos, porque lo que no se nombra no existe, y
sobre lo que no existe no se actúa. Es
un día para dejar atrás los asfixiantes armarios y entre todas decir “BASTA” a la sistemática ignorancia
cultural que sobre las mujeres lesbianas se ha vertido durante siglos de
opresión heteronormativa, que tantas veces se materializa en abuso y maltrato
social e institucional.
El objetivo final de esta reivindicación es la igualdad real
para las mujeres lesbianas, derribando los estereotipos y prejuicios con los
que la heteronormatividad tradicional
nos ha condenado y estigmatizado históricamente.
Somos mujeres que nos relacionamos con mujeres, y como tales hemos sufrido la
doble discriminación e invisibilidad social por ser mujeres y por ser
lesbianas. En la actualidad, a pesar de
los importantes logros políticos y sociales, persisten aún de manera alarmante
situaciones de esta histórica discriminación e invisibilización que genera un
impacto negativo en la calidad de vida de muchas mujeres.
Son muchas las lesbianas que aún eligen la protección que el anonimato les
proporciona, bien en las familias, centros educativos, en los espacios laborales o vida
pública. Mantener invisible la
orientación sexual sigue siendo un seguro frente a insultos, desprecios,
burlas, despidos, acosos, etc. El
machismo y la lesbofobia que aún atraviesa nuestros entornos más cercanos hacen
de la visibilidad un reto que nos exige ser valientes. Y no queremos ser valientes, queremos ser
libres.
Por otro lado, en los últimos años se está dando un
repunte de la LGTBIfobia, organizada en asociaciones ultraconservadoras que dicen defender las
libertades, como reacción al avance en derechos que el colectivo LGTBI ha
conseguido a costa de mucha lucha social y personal. Este movimiento reaccionario está poniendo
obstáculos a la implantación de leyes por la igualdad en las diferentes
comunidades autónomas de nuestro país, algo que las asociaciones activistas por
los Derechos Humanos de los colectivos de LGTBI vienen denunciando en cada ataque
que recibimos contra nuestra libertad y dignidad.
Son bien conocidos estos ataques a través de medios de comunicación o de
acciones dirigidas directamente a la comunidad educativa, donde tratan de
influir para frenar el avance de lo que a todas luces es inevitable: la evolución y consecución del respeto a
todas las personas, independientemente de su identidad sexual o de género, como
bien defiende la Declaración de los Derechos Humanos y nuestra propia
Constitución, así como las leyes que la desarrollan.
Para poder seguir avanzando en estos derechos de manera más significativa y
ágil, es fundamental que tanto las instituciones educativas, políticas,
sanitarias, así como de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, se impliquen
de manera activa en la defensa de los mismos.
Pedimos, una vez más, que se aplique la Ley 8/2016 de igualdad social de
lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales, y de
políticas públicas contra la discriminación por orientación sexual y de género
en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Una Ley aprobada en el año 2016 y que a
fecha de hoy aún sigue siendo papel mojado, sin que exista una dotación
presupuestaria para la misma, ni intención política de plasmarla en acciones
efectivas . Nuestro gobierno regional
ignora por completo la mencionada Ley, dejando desprotegidas a miles de
personas que necesitan un cambio social amplio, absolutamente libre de
LGTBIfobia.
Así mismo, la Ley de Igualdad Estatal, presentada en el Congreso en septiembre
de 2017 y aprobada para su tramitación,
lleva sufriendo retrasos para su aprobación desde hace más de un año,
encontrándose con la negativa del gobierno del PP, que una y otra vez entorpece
el avance de los derechos que como colectivo reclamamos.
Mientras tanto, siguen produciéndose casos lamentables de bullying en las
aulas, mobbing en los espacios laborales, desatención médica específica para
las mujeres que se relacionan con mujeres, desinterés e ignorancia entre los
profesionales de la educación frente a casos de diversidad sexual…
Pedimos el fin de la discriminación en el acceso a los tratamientos de
reproducción asistida, protocolos y formación específica y adecuada para el
personal sanitario especializado en la protección de la salud sexual de las
mujeres, formación del personal docente y protocolos de actuación para la
detección de casos de acoso escolar por orientación sexual o identidad de
género, formación a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para hacer
frente de manera adecuada a los delitos de odio por LGTBIfobia, así como
educación en diversidad sexual en las aulas.
Pedimos la implicación política justa y exigible que nos proteja como
ciudadanas de pleno derecho y frene el repunte de la lesbofobia que amenaza los
avances ya conseguidos.
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