domingo, 25 de junio de 2017

Orgullo 2017. Semblante



En las dos últimas semanas hemos celebrado el Orgullo LGTBIQ en nuestra Región:  sábado 17 en Murcia, sábado 24 en Cartagena. 

Son varios los asuntos que nos llevan a reflexionar sobre cuanto ha acontecido.

Hemos vivido excitación e infinita alegría porque estamos ahí, celebrando la vida, celebrando el amor en libertad, reivindicando el avance hacia la plenitud de derechos y libertades… Hemos visto familias, niños y ancianos, todos y todas comprometidos por una causa: la igualdad.  

Hemos sentido enfado y rebeldía, porque un grupo de personas fascistas, irrespetuosas con las libertades, violentas e ignorantes, atacaron la manifestación de quienes solo deseamos vivir en paz y en derechos.

Hemos sentido también incredulidad, porque un alto cargo político, ni más ni menos que el Delegado de Gobierno, asume con naturalidad que tienen la misma cabida en la misma ciudad un grupo de cientos de personas que celebran la vida y un grupo de unas docenas de personas trastornadas por una ideología de carácter nazi tratando de boicotearla.  Afirmando, sin pudor, que todo es correcto, que no hay nada de inverosimilitud ni estupidez en todo ello.

La alegría se nos ha mezclado con una vieja inquietud: para algunas personas que forman parte de los medios de comunicación, el Orgullo LGTBIQ sigue siendo Orgullo Gay.  ¿Falta información, falta concienciación, falta educación en diversidad?  Las lesbianas, los y las transexuales y todo el abanico de diversidades queda silenciado y oculto en una sola palabra: gay, que hace referencia a hombres.  Si los medios de comunicación aún no han tomado conciencia de este abuso del lenguaje, que invisibiliza al resto del colectivo, en algo no estamos haciendo suficiente presión.

Conformismo.  Conformismo porque en las fiestas tras las manifestaciones las mujeres apenas están presentes como artistas invitadas. El show es gay y para gais.  Y  nosotras lo asumimos como algo normalizado.

Y por último, finalizada la fiesta cartagenera, nos ha llegado la consternación: dos nuevos asesinatos machistas sacuden las noticias, colándose en nuestras conciencias.  

No podemos pararnos a sentir que está todo hecho, ni siquiera a disfrutar de una alegre resaca…

Somos mujeres lesbianas y bisexuales. El Orgullo también es femenino y lesbiano.

El Derecho no es una frivolidad. Y nuestros gobernantes no pueden actuar irresponsablemente con total impunidad.

Y la mujer, todas las mujeres,  tienen que tomar el mando sobre su derecho a ser visibles,  a vivir sin temores, y mucho más, sobre su derecho a la vida sin que nadie disponga de ella hasta el límite de arrebatársela.

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